Tomar fotografías en Cuba es fácil porque la gente es encantadora y la isla, a pesar de su estado ruinoso, mantiene un encanto del que, para mi gusto, carecen otros enclaves caribeños con influencias menos latinas. De manera no hay mucho que explicar sobre las imágenes. Sólo reseñar que, en Varadero, llovió sin cesar los diez días que permanecí “varado” en mi habitación. Ya se sabe que cuando un fotógrafo profesional trabaja sobre el terreno atrae tormentas, monzones o incluso, de vez en cuando, alguna que otra inundación. En otras crónicas os hablaré de metereología. El caso es que las imágenes de Varadero tuve que resolverlas en cuatro horas, el mismo día que salía mi avión de retorno a España.
Otra limitación que Cubanacán nos impuso a los fotógrafos fue la prohibición total que aparecieran imágenes con desconchados y edificios ruinosos. Lógico, vista la finalidad del libro.
Pero era una oportunidad excepcional para conocer Cuba y acepté el encargo. Con lo que no contaba fue que, para facilitar mi trabajo, el gobierno pondría a mi disposición una bella guía-acompañante, un chófer… y un impresionante Mercedes Benz blanco, modelo reciente de aquel año que, a mi pesar, consiguió que la gente se cagara nada más verme bajar de vehículo semejante. Los cubanos debían pensar que yo era el hijo de Fidel Castro.
Por descontado que con esas limitaciones pude obtener pocas imágenes espontáneas, pero también conté con la ventaja de acceso sin grandes problemas a la mayor parte de lugares que sugerí como, por ejemplo, la facultad de Bellas Artes, y pude volar en un desvencijado avión sobre Varadero. En contrapartida mi solicitud de conseguir algunas imágenes sobre santería nunca fue atendida con interés. Siempre surgía algún imprevisto que nos impidió acudir a la ceremonia prometida.
No fue un reportaje especialmente interesante pero aprendí algo que he verificado con el tiempo: cuando más limitaciones te imponen (o te auto-impones) en tu trabajo, peores son los resultados. Las listas de temas a fotografiar suelen ser un antídoto contra las buenas fotografías.
Quina sort, Tino, un Mercedes blanc! Quan jo vaig estar en l'any 87 per fotografiar l'obra de Moret, un escultor valencià que fundà la Facultat de Belles Arts, es tiraren quasi un mes "gestionando un trahporte per fotografiar uns monuments que eren fora de l'Havana. Finalment aparegueren amb una guagua sencera per dur-nos a Manuel Baixauli, que havia de fer els textos i a mi! El conductor, per cert, era un aficionat a la fotografia, però això potser ho conte algun altre dia.
ResponderEliminarHola Tino
ResponderEliminarperò si l´autèntica foto eres tu amb la cubana i el mercedes.
Salut
Tinoooooooooooo!
ResponderEliminarLa verdad es que cada día me sorprenden más tus aventuras! A ver si algún día nos cuentas la de la ruta por Estados Unidos que seguro que también tiene tela.
Ya he corregido lo del blogg.Gracias.
Petó.