sábado, 31 de enero de 2009

LOS SANFERMINES

LECCIÓN DE EFICIENCIA

San Fermín fue una cura de humildad. Si, como fotógrafo, hubiera albergado una mínima vanidad sobre mi trabajo, tras comprobar la efectividad de los compañeros de la prensa diaria o los reporteros de agencia, se me habrían ido las ganas de creerme alguien especial. Los Sanfermines son una auténtica prueba de fuego para un fotógrafo. El evento principal transcurre a las ocho de la mañana: el encierro. La carrera de los toros frente al objetivo dura apenas unos segundos... que a mi se me antojaron milésimas.

Para llegar a la esquina de la calle Estafeta tenía que levantarme antes de las cinco de la mañana. Siempre había dos o tres fotógrafos más madrugadores que ocupaban ya una plaza. La posición se elige respetando escrupulosamente el orden de llegada. Tres horas de espera para seis segundos de acción.

El encargo fue de la revista norteamericana Smithsonian Magazine y decidí fotografiar con película diapositiva. Para variar, el tiempo fue malo. Cielos cubiertos y poca luz a esas horas. En el pequeño intervalo que los toros pasaban por delante, apenas conseguí impresionar siete u ocho fotogramas. Entonces venía la lección: mis compañeros de prensa diaria, en el mismo lapso, habían cambiado de objetivo, de cámara, de encuadre… y apartando la mirada del ocular describían –y así luego lo demostraban en su respaldo digital- todo lujo de detalles y de circunstancias que, por descontado, para mí habían pasado desapercibidas.

Como yo no tenía experiencia sobre los Sanfermines, le pedí ayuda a un fotógrafo pamplonica, Luís Azanza, que con generosidad me indicó los mejores lugares para fotografiar, estuvo siempre pendiente de mí y, si le dais un vistazo a su web http://www.luisazanza.com/ veréis que destila creatividad a chorros. Por descontado, su apartado de los Sanfermines es fenomenal. Él y muchos otros colegas no tuvieron ningún inconveniente en compartir su experiencia conmigo. A menudo son los mediocres los que se guardan “sus secretos”.

sábado, 17 de enero de 2009

FUNDACIÓ "LA CAIXA"

PROYECTOS SOCIALES

Uno de los encargos más apasionantes de mi carrera fue una idea de la Fundación "la Caixa": documentar algunos proyectos sociales emblemáticos y utilizar esas imágenes en campañas publicitarias que anunciarían concesiones de becas para proyectos sociales.

Durante meses fotografié emigrantes sin papeles, adultos y niños en prisión, disminuidos psíquicos y físicos, familias sin recursos en barrios infectos… unas veces con más acierto que otras, pero siempre procurando narrar lo que tenía delante en su justo punto. Ni pasarme de dramatismo, ni buscando ejercicios de composición a costa de los problemas de esas personas.

Este trabajo me permitió experiencias maravillosas, como habitar en un piso donde compartían una vida independiente un grupo de muchachos con Síndrome de Down; observar terapias con animales para jóvenes con autismo o participar en colonias destinadas a familias con niños pequeños (todas cumplían penas de cárcel por delitos menores) a punto de acabar su condena.

Obviamente a muchas personas en prisión atenuada que ya estaban buscando trabajo no les apetecía lo más mínimo aparecer en campañas publicitarias vistas por millones de personas en prensa y televisión. Por descontado que no tomé una foto sin consentimiento, pero me encontré con una curiosa restricción: cuando los niños viven presos con sus padres, éstos no tienen la potestad de permitir que les fotografíen. Por decirlo de alguna manera, el consentimiento correspondería al Estado que, como no lo da (de hecho no supe a quien pedirlo) me obligó a fotografiarlos de espaldas.

Cuando al final se eligieron las imágenes de la campaña surgió un nuevo problema. Hacía falta el permiso de algunos emigrantes sin papeles que, dada su situación irregular, se habían negado a firmar el consentimiento. Pero como un banco es un banco, y siempre es previsible una demanda contra una entidad financiera si no están bien ligados los derechos de imagen, no tuve más remedio que perderme entre carreteras vecinales de La Mancha hasta que divisé a “mis emigrantes” recolectando uvas en unas viñas alejadas del camino. Fue como buscar una aguja en un pajar, pero al final firmaron y sus imágenes inundaron las oficinas de La Caixa y, de rebote, los conoció España entera.

miércoles, 14 de enero de 2009

PLACERES ITALIANOS

UMBRIA, UNA PORTADA COMPLICADA





Mi primer reportaje importante para National Geographic Traveler me llevó a Umbría. El encargo consistía en fotografiar esa bellísima región italiana, cercana a la Toscana, desde la mirada de una familia rica. El hilo principal de la narración era “Alquilar una Villa en Italia”, un lujo al alcance de muy pocos.

El reportaje gustó. Tanto, que decidieron que sería el tema de portada. El problema era que no había ninguna fotografía con los atributos para ello: espacio de sobra por arriba para el logotipo de la revista, y zonas neutras laterales que los diseñadores aprovechan para anunciar los contenidos.














Me enviaron en un mes de octubre para tomar una foto. Pero no una imagen cualquiera. Sería la portada. Por internet, en portales inmobiliarios, busqué algunas mansiones adecuadas y con una lista de cuatro o cinco potenciales mansiones marché a Umbría.

Lo que no contaba es que una tremenda niebla cubriría casi por completo la región aquellos días. Como es lógico, al principio me desesperé. Pero, como siempre, el conflicto fue la solución. Tras mucha paciencia, cuando la niebla se retiró poco a poco cuando el sol calentaba el paisaje, quedó libre la parte superior del encuadre y los editores del Geographic quedaron encantados con la portada. Tanto que, más adelante, la utilizaron para buscar nuevos suscriptores para la revista.

Otra buena noticia fue que una de las fotos de Umbría, la que tomé en la basílica de San Francisco de Asís, fue también portada de una de las ediciones de “El Código da Vinci”. ¡ Un reportaje de portadas !



















sábado, 10 de enero de 2009

LA VUELTA AL MUNDO EN 28 DÍAS

EL MUNDO EN UNAS VACACIONES

Uno de los reportajes más difíciles que me han encargado y un sueño para cualquier fotógrafo. Con motivo del 20 Aniversario de la revista VIAJAR, en compañía de Mariano López, recorrimos Rusia (con el Transmongoliano); China (el Pekín Express) y, aunque estaba previsto en un principio atravesar los Estados Unidos en tren, al final alquilamos un coche para detenernos en algunos destinos que nos interesaron más. Un auténtico maratón que todavía estoy digeriendo.




Como fotografiaba con película, salí con una Leica M6 y dos objetivos (28 y 35 mm) y una Nikon FM2 con dos ópticas diferentes: un 20 y un 85 mm. La anécdota fue que, a los pocos minutos de abandonar Moscú, la palanca de rebobinado de la Leica se me quedó en la mano y no hubo forma de repararla en todo el viaje. De manera que tuve que improvisar con mi vieja réflex y, encima, dados los horarios tan apretados con que viajábamos, nada de “hora mágica” ni otras lindeces. Inauguré un nuevo estilo de fotografía menos glamoroso, pero que con el tiempo resultó muy eficiente: el “aquí te pillo, aquí te mato”. Así se hace uno reportero, a base de sustos.

48 HORAS EN...

PARAÍSOS Y GASTRONOMÍA

Un exponente de cómo son muchos encargos de fotografía profesional fueron mis primeros trabajos para la National Geographic Society, hace ahora 10 años. No me enviaron a los confines del mundo -como me hubiera gustado- para lucirme con un arriesgado reportaje de aventuras. La realidad fue menos galmorosa: me propusieron colaborar en la sección “48 horas” de la revista. Como el título indica, el reportero se pasa un día o dos en el destino, fotografiando hoteles, restaurantes de moda y tiendas “chic”. La primera foto que publiqué en NG Traveler fue la del hotel provenzal “La Bastide de Capelongue” y la segunda, la del hijo de la propietaria, un joven chef poseedor de una estrella Michelin.

La comida no la olvidaré mientras viva. Abrieron el restaurante sólo para mi y, tras tomar las fotografias oportunas, degusté todos y cada uno de los platos que me vino en gana. “No podrías haber pagado el coste de esta comida” –me comentó el chef. Cocineros y personal auxiliar trabajaron contra reloj para elaborar una veintena de exquisitos platos. He aquí una de las grandes verdades de esta profesión: en fotografía profesional de viajes cobramos para mostrar lujos y paraísos a los que no podríamos haber accedido con el dinero que cobramos.
Hoy en día las revistas de viaje publican extensos artículos centrados principalmente en la hostelería y en la gastronomía. Éste es un buen consejo para los que se quieran dedicar a la fotografía profesional de viajes. Mucho chef mirando a cámara y suites de lujo es la tendencia.

O, como en otro de los encargos que hice también para Traveler, el tema fue un tópico recurrente: el mundo de la moda en Milán. ¡Ah! Y de vez en cuando un monumento iluminado o un crepúsculo espectacular para que no se diga… Por algo hay que empezar.










MI VIDA EN UN CRUCERO

EL MAYOR CRUCERO DEL MUNDO

Durante algunos meses el “Destiny” tuvo el honor de ser el crucero más grande del mundo. Por descontado la naviera Carnival invitó a un periodista y a un fotógrafo a navegar cinco días por esa inmensa mole de 101.000 toneladas de peso (más del doble de lo que pesaba el Titanic) para que contaran a sus lectores la experiencia. Ese es un trato que interesa a ambas partes. A Carnival le resulta más barato asumir estos costes, que no pagar una página de publicidad. A cambio obtienen una difusión de, por lo menos, doce. La revista a su vez añade un contenido sugerente al sumario, los lectores están más felices y todos contentos.













Es práctica habitual de muchas oficinas de turismo invitar en un “viaje de prensa” a periodistas y fotógrafos de distintos medios de comunicación, siempre que haya una garantía de publicar el tema. En el fondo estás anunciando sol, comida, baile, playas paradisíacas, entornos románticos, exotismo… más que de fotografía de viajes yo me hablaría de catálogos turísticos, pero lo bueno es que los gabinetes de prensa se esmeran para que el viaje resulte perfecto. Lástima que cuando surge una buena situación todos los fotógrafos toman la misma imagen. Por suerte la convocatoria del “Destiny” fue exclusiva.



EL GRAN PREMIO MEXICANO

VERACRUZ LA PUERTA DE MÉXICO


Mariano López, director de VIAJAR, me llamó interesándose por mi disponibilidad para volar en un plazo de 48 horas al Estado de Veracruz, en México. Todo andó un poco improvisado pero, en este reportaje, acaecieron varios tópicos que vale la pena reseñar. Estuvimos trabajando nueve días –un poco más que la semana habitual en este tipo de encargos- pero las lluvias de la vertiente atlántica persistieron hasta los ocho días y medio. Cuando alguien me comenta que quiere dedicarse a la fotografía de viajes le hago notar que, normalmente, llueve la mitad del tiempo que permaneces en un lugar. El resto de la jornada el cielo está semi nublado. Por eso, la mayoría de fotos de Veracruz, las tuve que tomar de noche, sobre mojado o en interiores.

El reportaje apareció sin más incidencias. Transcurridos unos meses Mariano López me llamó para contarme que le habían concedido la “Pluma de Plata”, una distinción que otorga el gobierno mexicano a la publicación en castellano más brillante aparecida en en el plazo de un año sobre ese país. En México la plata es valiosa y por eso el premio se llama así. En España lo habrían denominado “Pluma de Oro”.

Transmitidos mis beneplácitos por su éxito Mariano continuó: “Espera, todavía no he acabado. Y resulta que, la ‘Cámara de plata’, el premio al mejor reportaje fotográfico aparecido en todo el mundo sobre México ¡¡ te lo han dado a ti !!. Un comité internacional revisa todo lo publicado y este año nos han distinguido a los dos. El presidente Vicente Fox nos entregará personalmente los trofeos” (Ver en “sobre Tino” esa foto). Yo no creo, con sinceridad, que el mío fuera un trabajo excepcional pero, al parecer, el jurado, valoró que el planteamiento visual era diferente a los tópicos que siempre se fotografían sobre México. Bendita lluvia, pensé.

“Veracruz” se publicó en VIAJAR el año 2003. El jefe de fotografía me llamó para felicitarme y, desde entonces, ni me ha vuelto a pedir una foto, ni me ha ofrecido una sola colaboración. ¿Qué diablos hice mal…??? Bueno, si te quieres dedicar a la fotografía profesional éste es un aviso para navegantes. Conozco a más de un jefe de fotografía que les encanta que les hagan la pelota...

Cría fama y échate a dormir, dicen, aunque quizás eso no vale para los fotoperiodistas.

PAYASOS DE HOSPITAL

SONRISAS EN EL TERRITORIO DE LAS LÁGRIMAS

La inminente aparición del libro “Latidos en un hospital” (editorial Lunwerg) y la necesidad de cumplir con un plazo de entrega inamovible me hizo ver que, en mi proyecto de reflejar el máximo número de profesionales y situaciones que convergen en un centro hospitalario, me había dejado los payasos. Por eso, lo primero que hice, una vez aparecido “Latidos”, fue enmendar aquella deuda. Con la colaboración de Rosa María Carbonell propusimos al Magazine el tema. También es verdad que solo pudimos encontrar cuatro compañías de payasos especializados en toda España. Y encima una declinó nuestra invitación. También surgieron otros problemas más sutiles: había personal asistencial que estaba en contra de que unos graciosos revolucionaran el silencio y la seriedad de las habitaciones.


Gracias a la profesionalidad de los actores, que actúan en cada caso una vez consultado con médicos y enfermeras el historial y el estado del niño (y de su familia); y vistas las evidentes mejoras que está aportando su labor, hoy hay muchas más compañías de “payasos de hospital”. De hecho, nuestra intención cuando propusimos la idea, fue aprovechar los ochocientos mil ejemplares que tiraba el Magazine, para que otros grupos vieran la iniciativa y la propusieran a nuevos hospitales. ¡No sólo de malas noticias vive el hombre!

MÉDICOS RURALES

ANGELES DE LA GUARDA EN TIERRAS OLVIDADAS

Jordi Rovira, excelente periodista y amigo, removió cielo y tierra para encontrar, no tres médicos rurales, sino los tres médicos rurales que ejercían en los lugares más recónditos de sus respectivas comunidades. Por descontado habrán otros obligados a moverse con tantas dificultades o más que nuestras doctoras. Pero en cinco días recorrimos una España asolada por un vendaval de nieve para explicar, en un escenario navideño, cómo es la vida de la doctora. María Amor Álvarez en Fondos de Vega (Asturias) y de su colega Marina Sanjurjo en A Veiga (Ourense). Luego, para darle un toque menos invernal al reportaje, esperamos que el sol brillara de nuevo antes de visitar a la doctora Carme Bertral en La Coromina, cerca de Cardona.


Esta fue una historia que se podría haber alargado tanto como médicos rurales hubiera fotografiado. Sin embargo, a este tipo de reportajes, los dominicales no suelen destinarles más de ocho planas. Como un par ya se consumen con el despliegue de la foto de inicio, la entradilla y el título, sólo quedan dos páginas para maquetar el texto y las fotos que remiten a las historias de cada personaje. Y, desde luego, si hay exceso de publicidad, antes saltará de la página una foto, que no el anuncio.


Viene a mi mente la primera vez que publiqué un reportaje. Yo estaba henchido de satisfacción mientras Antonio Maldonado me mostraba lo bonito que había quedado el tema. De pronto, añadió sin malicia: “por suerte nos entró una página de publicidad y anulamos una foto”. A mí me sentó como un tiro esa "suerte", pero entiendo que desde un punto de vista empresarial, las revistas prefieren el dinero de los anunciantes a las manchas coloreadas que, a menudo, para ellas, son nuestras estimadas fotos. Y para muestra la doble plana a continuación.

CÁNCER INFANTIL

EL PRIMER COMBATE

Rosa Maria Carbonell, autora del libro “Algún día Irina” (Editorial Rosa dels Vents) en el que cuenta como su hija superó un osteosarcoma –un tumor óseo de mal pronóstico- era la escritora idónea para tejer esta pequeña joya que se tituló “El primer combate”. Conocía a los protagonistas por haber compartido horas de pasillo y muchas sesiones de quimioterapia con ellos. Su mediación me abrió unas puertas que, tradicionalmente, se mantienen cerradas a los fotógrafos.


Mis primeras imágenes, tomadas en el 1991 sobre esa misma temática, habían “envejecido” para la prensa, aunque diecisiete años más tarde la exposición todavía itinera por España (del 18 de marzo al 5 de abril de 2009, por ejemplo, podrá verse en el Teatro Auditorio Francisco Nieva, de Ciudad Real). Pepe Baeza, el gran director de fotografía, me pidió que retomara el tema una década más tarde.

Encontré nuevos personajes, tratamientos médicos menos agresivos… pero, a la postre, las mismas historias, con final agridulce, que percibes cuando exploras con una cámara territorios difíciles. Nunca había visto un milagro. Cuando Jordi Tor me pidió que le tomara un retrato con su hija Mar en brazos, no sabía que estaba a punto de asistir al primero. Los doctores no se explican qué pasó después de la foto que, muy valientemente, la redacción del Magazine utilizó como portada. Lo que cuenta es que ambos volvieron a ser portada muchos años más tarde (Ver: "Vidas después del cáncer).

VIDAS DESPUÉS DEL CÁNCER

Un 64% de los pacientes consiguen superar un cáncer. Carmen Giró seleccionó siete perfiles de personas con generosos historiales de penalidades, anécdotas, sacrificio personal y, finalmente, éxito, en su batalla contra diferentes tumores. Desde varios puntos de España personajes muy variopintos –entre ellos el director de la película sobre niños con cáncer “4ª Planta”, Albert Espinosa- posaron y compartieron con los lectores sus antiguos miedos y sus ilusiones. Todos tenían un punto en común: se agarraron a la vida y la suerte les acompañó.


Mar Tor había sido la protagonista, junto con su padre Jordi, de la portada del Magazine dedicada al cáncer infantil. La pequeña tenía un tumor en el cerebro y los médicos la habían desahuciado. Su salvación fue un milagro y lo celebramos invitándoles a protagonizar una nueva portada siete años más tarde. En ésta, la niña rebosaba buena salud.


El artículo fue muy bien recibido -tanto en su versión impresa como digital- por lectores que padecían cáncer y encontraron un estímulo positivo en su lectura.

Así me lo confirmó Olga Zaragoza, una de las personas más valerosas que he conocido y que, reacia en un principio a ser fotografiada, cuando supo que yo era el autor de las imágenes del Magazine, que conservaba amorosamente, me dio todas las facilidades. Olga participó en el proyecto de pacientes con cáncer de pulmón “Airea tus esperanzas”.


Siempre reconforta la certeza que, tus imágenes, sirven para algo más que envolver bocadillos.

24 HORAS EN URGENCIAS

Una propuesta de la subdirectora de El País en Cataluña, Milagros Pérez Oliva nos tuvo desde las 9 de la mañana hasta las 9 del día siguiente de guardia, junto al personal de los hospitales barceloneses de la Vall d’Hebrón. Allí vimos de todo, desde las lágrimas de un pobre brasileño al que unos descerebrados de extrema derecha le habían apuñalado por su condición de emigrante; hasta una mujer que era una triste réplica femenina del protagonista de “El Hombre Elefante”. Hubo también colapsos, nervios, infartos, intervenciones a vida o muerte y, sobretodo, mucha humanidad.

¡Ah! Y cuando el artículo apareció… no faltó el enteradillo que me llamó aduciendo que el paciente que aparecía en la doble página inicial era su padre… y que “un amigo” le había comentado que podía forrarse si nos denunciaba al País Semanal y a mí por violación de los derechos de imagen.

Su presunto padre –en teoría, el de mi foto- había muerto un año antes en un hospital de Valencia, pero cuando le comenté que mis imágenes sólo tenían un mes y estaban tomadas a 400 Km. de distancia; en su afán de justificar sus ansias pecuniarias me respondió que aquel día había visto unas cámaras de la televisión valenciana en el hospital y que él “estaba convencido” que habíamos obtenido la imagen del vídeo. Con argumentos tan peregrinos la demanda no prosperó, para desgracia de mi anónimo interlocutor que, quizás, soñó resolver sus problemas económicos a costa del Grupo Prisa y de mi interés por los temas médicos.

Al cabo de un año recibí una carta pidiéndome una ampliación fotográfica de cortesía. Firmaban una señora y su hijo y en ella exponían que el padre había fallecido hacía una semana y que la foto era la última imagen que tenían de él. “Por lo menos –pensé- no acuden con la cantinela de la demanda por delante, ni aconsejados por otro ‘buen amigo’. Quizás, cuando tengan la foto, la usarán como prueba contra mí”. La envié y, al cabo de una semana, recibí una tierna carta de agradecimiento. “Esa imagen –remarcaron- significaba mucho para nosotros”.

IRLANDA EN EL CORAZÓN

Haber nacido irlandés
Es haber nacido rico
No con plata y oro
En tus bolsillos
Sino con música en el corazón
Y alegría y amor en tu alma.

Todo vino rodado. Había leído “Las cenizas de Ángela” y me entraron unas ganas terribles de conocer Irlanda. Pero ¿a quién proponérselo? La revista ALTAIR fue receptiva a mi sugerencia. A Pepe Verdú y Josep Solà, redactor jefe y director artístico respectivamente de la mítica publicación no les pareció mala mi idea. Deseaban publicar un número dedicado a Irlanda y sólo tenían un reportaje de Dublín en condiciones pero, del resto de la isla, pocas fotos. De manera que coincidieron el gusto y las ganas. La mala noticia fue que, puesto que la aparición de ALTAIR estaba prevista para junio, me tocó fotografiar Irlanda en el mes de marzo, coincidiendo por expreso deseo de los editores con la celebración del día de San Patricio, el patrón irlandés.

Huelga decir que, justo saliendo del invierno, el clima fue infernal. Llovió todos los días y lo más difícil fue tanta aldea vacía. Me recuerdo esperando pacientemente cuanto hiciera falta para que una presencia humana diera un pequeño contrapunto a la soledad de las calles mojadas. A veces diez minutos. Otras veces media hora o más. Entonces aparecía alguien caminando… yo encuadraba… e indefectiblemente el peatón cambiaba de acera. Luego, cuando pasaba a mi lado, me saludaba con una sonrisa de oreja a oreja, feliz por no haberme estropeado la foto.Como buen mediterráneo me costaba disimular mi frustración cuando mis anfitriones en los Bed & Breakfast, si no llovía a cántaros, no nevaba, no hacía un viento de mil demonios o no granizaba, comentaban felices: “What’s a nice day!!” ¡Un día fantástico, si señor! Me decía a mi mismo encarándome a una buena colección de “Irish Breakfast” que ahora recuerdo memorables. Y, cuando me enfrentaba a los elementos, las cosas ya las veía diferentes.


Con semanas por delante no hay una sensación más agradable que fotografiar con mal tiempo. En una sola jornada el clima puede cambiar muchas veces en Irlanda y, después de una tormenta, puede quedar un cielo azul perfecto hasta que unas nubes, apenas visibles en el horizonte, vuelven a traer intensos chubascos que cambiarán en breves momentos el aspecto de todo. Cálidas chimeneas, acantilados que cortan la respiración, construcciones celtas, buena gente por doquier, música en directo y una naturaleza agreste es lo que viene a mi cabeza cuando rememoro uno de los viajes más entrañables de mi carrera.