Jordi Rovira, excelente periodista y amigo, removió cielo y tierra para encontrar, no tres médicos rurales, sino los tres médicos rurales que ejercían en los lugares más recónditos de sus respectivas comunidades. Por descontado habrán otros obligados a moverse con tantas dificultades o más que nuestras doctoras. Pero en cinco días recorrimos una España asolada por un vendaval de nieve para explicar, en un escenario navideño, cómo es la vida de la doctora. María Amor Álvarez en Fondos de Vega (Asturias) y de su colega Marina Sanjurjo en A Veiga (Ourense). Luego, para darle un toque menos invernal al reportaje, esperamos que el sol brillara de nuevo antes de visitar a la doctora Carme Bertral en La Coromina, cerca de Cardona.
Esta fue una historia que se podría haber alargado tanto como médicos rurales hubiera fotografiado. Sin embargo, a este tipo de reportajes, los dominicales no suelen destinarles más de ocho planas. Como un par ya se consumen con el despliegue de la foto de inicio, la entradilla y el título, sólo quedan dos páginas para maquetar el texto y las fotos que remiten a las historias de cada personaje. Y, desde luego, si hay exceso de publicidad, antes saltará de la página una foto, que no el anuncio.
Viene a mi mente la primera vez que publiqué un reportaje. Yo estaba henchido de satisfacción mientras Antonio Maldonado me mostraba lo bonito que había quedado el tema. De pronto, añadió sin malicia: “por suerte nos entró una página de publicidad y anulamos una foto”. A mí me sentó como un tiro esa "suerte", pero entiendo que desde un punto de vista empresarial, las revistas prefieren el dinero de los anunciantes a las manchas coloreadas que, a menudo, para ellas, son nuestras estimadas fotos. Y para muestra la doble plana a continuación.
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